Claves en la prevención del cáncer de mama

El cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres. Solo en España, una de cada ocho mujeres puede padecerlo en algún momento de su vida. De ahí la gran importancia que tiene establecer herramientas y criterios de prevención del cáncer de mama.

La prevención y el diagnóstico precoz del cáncer de mama aumentan las posibilidades de curarlo y sobrevivir. En los últimos años, gracias a la investigación y a una mayor concienciación sobre esta enfermedad, la mortalidad ha disminuido de manera drástica. En este sentido, acudir al ginecólogo una vez al año, realizar mamografías de manera regular a partir de cierta edad y autoexplorarse es lo más recomendable para detectar posibles bultos o alteraciones y prevenir el cáncer de mama.

Factores de riesgo del cáncer de mama

En el desarrollo del cáncer de mama intervienen diversos factores, siendo los principales el hecho de ser mujer y hacerse mayor. La Asociación Española contra el Cáncer señala que dichos factores se pueden dividir en dos categorías: los que no se pueden cambiar, es decir, biológicos y genéticos; y los que sí pueden evitarse, como los relacionados con el estilo de vida.

Factores de riesgo que no pueden cambiar

En el desarrollo de numerosas enfermedades, incluido el cáncer de mama, hay diversos factores que no podemos cambiar, tales como:

• Edad. El riesgo de cáncer de mama aumenta con la edad. En los países occidentales, más de un tercio de los casos se diagnostican en mujeres mayores de 70 años, y menos de una de cada cinco mujeres tiene menos de 50 años.
• Etnia. Las mujeres blancas y negras son las que tienen un riesgo más elevado de padecer un cáncer de mama (1 de cada 8), mientras que el porcentaje en las mujeres asiáticas y latinas es menor (1 de cada 9).
• Antecedentes familiares. Aproximadamente, entre 13-19% de los pacientes con un nuevo diagnóstico tienen un antecedente familiar de primer grado (madre o hermana) que ha padecido cáncer de mama u ovario.
• Tratamientos de radioterapia. Haberse sometido a tratamientos de radioterapia en las mamas antes de los 30 años puede aumentar el riesgo de padecer cáncer de mama.
• Densidad del tejido mamario. A mayor densidad mamaria, más alto es el riesgo de desarrollar un tumor mamario. Se trata de una tendencia que se observa tanto en mujeres premenopáusicas como postmenopáusicas.
• Mutaciones genéticas. Hay genes, como el BRCA1 y el BRCA2, que aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de mama y de ovario.
• Exposición hormonal. Tener la menstruación antes de los 12 años de edad y la menopausia después de los 55 años, puede aumentar el riesgo al estar más tiempo expuestas a los ciclos hormonales.

Factores de riesgo que se pueden evitar

En la prevención del cáncer de mama entran en juego diversos factores que sí se pueden cambiar. Es más, lo recomendable es que cualquier persona los evite para cuidar su salud, independientemente de la edad y de si es hombre o mujer. Así pues, estos factores de riesgo son:

• Sobrepeso y la obesidad. Las mujeres que tienen sobrepeso u obesidad después de la menopausia pueden tener un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama.
• Fumar. El tabaco perjudica nuestra salud a diversos niveles. Conviene evitarlo a toda costa.
• Beber alcohol regularmente. Se estima que el riesgo de desarrollar cáncer de mama se incrementa un 10% por cada 10 gramos de alcohol puro al día.
• No mantenerse activa físicamente. El deporte es muy beneficioso para nuestro organismo. Nos ayuda a prevenir multitud de enfermedades, mejora nuestro estado de salud general y ayuda a combatir el estrés, entre otros.

La importancia de la autoexploración mamaria

En la prevención del cáncer de mama, hay una medida que todas las mujeres podemos hacer en casa, y que es totalmente gratis: la autoexploración mamaria.

La autoexploración del pecho deben realizarla todas las mujeres al menos una vez al mes, sobre todo las mayores de 50 años. En el caso de mujeres en edad fértil, es preferible hacerla una semana después de haber finalizado la menstruación. Solo necesitas cinco minutos para llevarla a cabo, y puedes hacerlo siguiendo estos pasos:

1. Colócate frente a un espejo con los brazos sobre la cabeza y obsérvate los senos. Comprueba, palpando la piel, que el contorno del pecho es regular, que no existe piel de naranja ni secreción de ningún tipo por los pezones, los cuales deben apuntar en la misma dirección.
2. Con las manos en la cadera, inclínate un poco hacia el espejo, arqueando hombros y codos, y obsérvate de nuevo, como en el paso anterior.
3. Tumbada hacia arriba, con una almohada bajo el hombro izquierdo, y con el brazo izquierdo por encima de la cabeza, repite el procedimiento anterior, explorando con la mano las axilas, los huecos de las clavículas y la base del cuello.
4. En la ducha, con la mano derecha, gira los dedos en el sentido de las agujas del reloj alrededor del seno izquierdo. Empieza por el pezón hasta abarcar todo el seno y, después, de arriba abajo y de lado a lado.

¿Qué síntomas podemos detectar en la autoexploración?

Si durante la autoexploración detectas los siguientes síntomas, acude a tu médico o ginecólogo lo antes posible:

• Cambios de color y textura de la piel.
• Nódulos o bultos.
• Endurecimientos.
• Hundimiento del pezón o de la piel.
• Enrojecimiento de la piel o del pezón.
• Rugosidad.
• Ganglios en las axilas.
• Aumento de la red venosa de la piel.
• Cambio de tamaño en uno de los pechos.

Dieta en la prevención del cáncer de mama

Aunque no existe una relación clara entre la dieta y la prevención del cáncer de mama, sí sabemos que la nutrición juega un papel muy importante en la salud. Además, como hemos podido ver, hay factores de riesgo que están relacionados con la alimentación, como la obesidad y el consumo de alcohol y alimentos procesados, ricos en grasas saturadas y azúcares.

Por lo contrario, los alimentos que pueden tener un efecto protector son las hortalizas y verduras; especialmente las zanahorias, el tomate o la sandía, por ser ricos en carotenoides. Además, también es indispensable incluir calcio, que puede encontrarse en alimentos de origen vegetal, como los frutos secos. Por otro lado, los cereales —preferiblemente integrales— los huevos, el pescado y la carne blanca aportan proteínas de calidad y son indispensables en nuestra dieta.

De hecho, según estudios recientes, una alimentación basada en hortalizas, verduras, frutas, aceite de oliva y legumbres; limitando el consumo de productos grasos, carne, embutidos, dulces y bebidas azucaradas, puede reducir hasta en un 30% el riesgo de desarrollar cáncer de mama.

Por último, hay que tener en cuenta que realizar ejercicio físico regularmente, la exposición al sol durante 15 minutos todos los días del año y eliminar el tabaco son también factores que contribuyen a la prevención del cáncer de mama.

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