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Mi hijo no quiere estudiar es una frase muy repetida constantemente por muchos padres, quienes enseguida se alarman porque creen que su hijo no va a pegar palo al agua en su vida.
Si eres padre, ¡no te preocupes! Lo normal es que esta afirmación venga acompañada por la desmotivación o, porque simplemente, todavía no haya dado con algo que realmente le guste.
No le culpes, ni tampoco tú te sientas mal, simplemente escúchale e intenta comprenderle, a partir de ahí puedes acompañarle en el camino y ofrecerle las herramientas necesarias para descubrir a lo que realmente se quiere dedicar.
Lo primero que seguro que se te viene a la cabeza como progenitor es que si mi hijo no quiere estudiar, algo va mal. Tranquilo, porque las razones pueden ir mucho más allá de un simple acto de rebeldía por su parte o de que le dé pereza.
Lo principal es mantener la calma. Puede que siendo todavía un adolescente esté pasando por una situación que, seguro, será pasajera, por lo que ahí estás tú como padre o madre para echarle una mano y ayudarle.
Normalmente, siempre que alguien transmite la idea de que mi hijo no quiere estudiar, se asume que el adolescente en perezoso, vago e irresponsable. Esto conlleva a castigos y amenazas para que cumpla con sus obligaciones escolares.
Pero, ¿y si en vez de eso tratas de entenderle y de actuar desde un prisma diferente? Es importante saber por qué no quiere estudiar y, a partir de ahí, conocer los motivos. Lo que principalmente necesita saber es que, como padres, estaréis a su lado.
Si sabes dar respuesta al motivo por el que tu hijo o hija no quiere estudiar, será mucho más fácil ofrecerle una solución adecuada a la situación. En estos momentos, lo que necesitas es intentar motivarle y que la situación de que mi hijo no quiere estudiar no se vea como algo absolutamente negativo.
Por eso te dejamos por aquí algunas herramientas para tener en cuenta:
En estas edades es difícil seguramente mantener una conversación con tu hijo, así que, aparte de ser paciente, escúchalo y deja que se exprese. No hay que llegar a la discusión ni al enfado, tener una buena comunicación es el pilar para afrontar los problemas que puedan presentarse. Por otro lado, esto no quiere decir que le agobies ni que todo el rato centres la conversación en ello, intenta siempre reconducir el tema cuando se presente la ocasión.
Hay algún motivo que le está llevando a decir que no quiere estudiar, y puede tratarse de diferentes aspectos, ya sean personales, sociales o académicos. Así podrás ayudarle a resolverlo, incluso puede que también tu profesor te pueda echar una mano en este sentido.
Quizás la solución esté en encontrarle clases particulares que refuercen alguna materia, o a lo mejor el que reciba ayuda externa de un psicólogo puede ser otra herramienta, o cambiarle de centro educativo si, por ejemplo, está sufriendo bullying.
Esto no quiere decir que te desentiendas, pero sí que si tiene algún interés como el deporte, el arte o la música, le permitas que se desarrolle en este tipo de hobbies, siempre y cuando cumpla con sus tareas académicas, lo que llevará a aumentar su motivación.
Ser flexible y usar un tono conciliador puede ayudarte. Por eso, no veas que actividades como leer, jugar a los videojuegos, hablar por teléfono o vichear las redes sociales es algo contraproducente, porque pueden ser armas para el desahogo, el desarrollo de habilidades sociales o la creatividad.
Una buena forma de motivar cuando aparece la frase de mi hijo no quiere estudiar, es hablar sobre los planes para el futuro y así ayudarle en su búsqueda de información y alternativas.
De esta forma, si se marca objetivos a corto o largo plazo, puede ser una manera de incentivarlo. Además, si es consciente de que le apoyas a cada paso que da y reconoces su esfuerzo, reforzarás también su autoestima.
Por otro lado, recuerda que no se trata de que cumpla tus expectativas, lo que puede generarle presión y provocarle ansiedad, sino que es importante que mantengas la cabeza abierta y que sea él mismo el que escoja su camino por sí mismo.
Y recuerda que en este camino ILERNA puede ayudarte, al ofrecerle la oportunidad de estudiar una FP con la que se sienta motivado y en la que, a la vez que estudia, también aprende la profesión a través de las prácticas tanto en clase como en empresas.
Es la pregunta que, como padre o madre, seguramente te hagas muchas veces cuando eres consciente de que mi hijo no quiere estudiar. Pero tienes que asegurarte de que las razones van más allá de la simple pereza, y plantearte que pueden darse otra serie de motivos.
La curiosidad es algo que normalmente nos mueve, ya seamos niños, jóvenes o adultos. Esto lleva a que nos motivemos con lo que realmente nos gusta pero, en algunas ocasiones, este sistema se viene abajo cuando no contamos con las herramientas necesarias.
De esta manera, en el caso de que tu hijo o hija se vea incapaz de escribir una redacción de una página sobre un tema concreto, por ejemplo, sí que a lo mejor es capaz de escribirse cinco si puede hacerlo sobre algo que le atraiga realmente.
Lo cierto es que, en muchos casos, las lecciones teóricas y monótonas que pueden recibir en el mundo real le generan desinterés, por lo que desconectan y, en consecuencia, no son capaces de pillar el ritmo, por lo que acaban perdiendo el interés.
Uno de los principales motivos por los que puede darse el momento de mi hijo no quiere estudiar es porque teme no rendir adecuadamente. ¿Y esto qué quiere decir? Que se les dificulte comprender la materia y cumplir con sus tareas.
Y es que principalmente entre los jóvenes se puede dar el caso de que, por baja autoestima, inseguridad o por el exceso de perfeccionamiento, desatiendan sus tareas académicas. Hay que tener en cuenta que, en muchas ocasiones, pueda darse el caso de que, por mucho que estudien, no aprueben, de ahí que llegue un momento en el que puedan acabar rindiéndose.
Hay situaciones que pueden afectar, y mucho, cuando se presenta la situación de que mi hijo no quiere estudiar. ¿El motivo? Que sufra circunstancias conflictivas como el acoso escolar, que exista una situación complicada en el hogar o que presente ansiedad o depresión.
Esto conlleva a que, si personalmente tu hijo o hija no se encuentra bien, el estado de ánimo no sea el más adecuado para encontrar una predisposición o capacidad para cumplir con sus tareas y funcionar en el día a día.
Puede ser que, como padres, el estilo de crianza hay provocado el efecto de que tus hijo no quiera estudiar. Así, si eres demasiado permisivo, sentirá que no tiene responsabilidades o, por el contrario, si eres muy autoritario, provoque actitudes rebeldes y de oposición.
Por otro lado, si le sobreproteges, puede sentirse incapaz para asumir retos, mientras que si llevas la exigencia a la máxima potencia, puede llevar, como decíamos anteriormente, a que sienta miedo al fracaso.
No olvides que si mi hijo no quiere estudiar, no se acaba el mundo. Si haces uso de las herramientas de las que anteriormente hemos hablado, seguro que encontrarás la forma de comunicarte y de ayudarle.
Como te comentábamos antes, ILERNA es un muy buen ejemplo de jóvenes que, aunque fracasaron en los estudios, han encontrado en la Formación Profesional una alternativa para progresar hacia su futuro. El estudiar mientras aprendes una profesión es, sin duda alguna, una gran motivación para motivarle a iniciar un ciclo.
Ya sea en la rama sanitaria, la de comercio y marketing, informática y comunicaciones, o en la de servicios socioculturales, hostelería y turismo o administración y gestión, encontrar una vocación entre ellas es más sencillo porque enseguida pones en práctica tus conocimientos.
Además, se puede elegir entre tres modalidades: a distancia, semipresencial y presencial. Un amplio abanico de posibilidades en el que elegir entre más de 30 títulos oficiales con los que tu hijo puede iniciarse en el apasionante mundo de la formación profesional.
Observadora e inquieta, enamorada del periodismo desde chica, abandoné los olivos de mi Jaén natal para trasladarme a Madrid. Las agencias de noticias y la televisión han formado parte de mi trayectoria profesional, pero, sobre todo, el mundo multimedia, donde he desarrollado gran parte de mi carrera. Desde hace unos años me dedico a la comunicación corporativa, donde sigo creciendo, gracias a la oportunidad de trabajar con herramientas tan atractivas como el blog de ILERNA.
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