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No existe un único método educativo que sea el más efectivo en todos los casos. La elección depende del contexto, los objetivos de aprendizaje y las características de los niños.
Este artículo explica los diferentes tipos de metodologías en Educación Infantil, los principales enfoques pedagógicos y los criterios para elegir la mejor opción según las necesidades del aula.
Las metodologías educativas son fundamentales porque definen la manera en que se enseña y se aprende. Estas estrategias marcan el camino para transmitir conocimientos, habilidades y valores a los alumnos.
Gracias a ellas, los docentes pueden planificar y llevar a cabo clases de forma más efectiva. Esto implica:
Existen distintas formas de entender la educación y, cada una de ellas, da importancia a unos aspectos:
El aprendizaje se puede organizar de distintas formas y con distintos enfoques. Estos son algunos de los más utilizados en el aula son:
Creado por María Montessori, este enfoque respeta el desarrollo natural del niño y fomenta su autonomía e independencia. Los niños eligen sus actividades y trabajan a su propio ritmo, lo que refuerza su capacidad de tomar decisiones y aprender de manera autónoma.
El papel del educador en este método es el de observador y guía. En lugar de dirigir la actividad, prepara un entorno estructurado con materiales, como bandejas con objetos para clasificar por color o tamaño, o elementos para practicar actividades de la vida diaria, como abrochar botones o poner la mesa.
De este modo, cada niño puede desarrollar habilidades motoras, cognitivas y de vida cotidiana según su propio ritmo.
Desarrollado por Rudolf Steiner, busca un desarrollo integral que abarque lo físico, emocional, intelectual y creativo. Este sistema promueve el aprendizaje a través de la creatividad y el arte.
El docente en una escuela Waldorf estructura la jornada con actividades rítmicas y creativas, como el uso de acuarelas para explorar colores o la narración de cuentos con marionetas.
Estas actividades estimulan la motricidad fina y la expresión emocional, además de reforzar la conexión con el entorno y fomentar la autonomía progresiva del niño.
Basado en las ideas de la pediatra Emmi Pikler, promueve la libertad de movimiento y el desarrollo autónomo desde los primeros años de vida.
El educador diseña el aula para que los niños exploren y se muevan sin la constante intervención de los adultos. Este planteamiento resalta la importancia del apego seguro, donde los adultos acompañan a los niños, proporcionando apoyo emocional sin interferir en su proceso de desarrollo.
En una clase Pikler, los niños tienen la libertad de explorar y moverse a su ritmo, ya sea gateando, caminando o simplemente jugando, mientras los adultos les ofrecen seguridad emocional sin forzar ninguna habilidad física.
Los niños construyen su conocimiento explorando, experimentando y resolviendo problemas en lugar de recibir información de forma pasiva. El docente guía el proceso, plantea preguntas y facilita recursos para que encuentren respuestas por sí mismos.
Un ejemplo práctico es la mezcla de colores con agua y tintes naturales. A través de esta actividad, los niños observan los cambios, sacan sus propias conclusiones y desarrollan el pensamiento crítico y la curiosidad científica.
El educador organiza el aula en distintos espacios diseñados para desarrollar habilidades específicas. Los niños tienen libertad para moverse entre ellos según sus intereses, lo que permite un aprendizaje más autónomo y personalizado.
Por ejemplo, una clase puede contar con un rincón de lectura, una zona de construcción con bloques y un área de juegos simbólicos donde recrean situaciones cotidianas. Cada espacio favorece el desarrollo de la creatividad, la resolución de problemas o la cooperación entre compañeros.
Consulta cuáles son los métodos educativos más innovadores en este artículo.
No hay un único enfoque ideal. Por tanto, para seleccionar la que mejor encaje con una clase, hay que tener en cuenta varios aspectos:
Todos estos enfoques y teorías forman la base de la educación infantil y se pueden estudiar en profundidad en el Grado Superior de Educación Infantil. En iLERNA, es posible cursarlo tanto en modalidad presencial como online.
Además, en ambos casos, se realizarán prácticas en centros educativos, donde se podrá aplicar todo lo aprendido y adquirir experiencia real en el aula.
Soy periodista por vocación. Me apasiona investigar y eso me llevó a trabajar como divulgadora científica. Más adelante, me especialicé en Comunicación Digital con enfoque SEO. Actualmente, combino mis dos pasiones creando contenido educativo que convierte temas complejos en información accesible y de valor.
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