Diferencia entre asistente social y trabajador social

Los términos “asistente social” y “trabajador social” a menudo han dado lugar a alguna que otra confusión sobre sus roles y responsabilidades. Por esta razón, en este artículo vamos a explorar la diferencia entre asistente social y trabajadora social.

Vivimos en una sociedad en la que las desigualdades no han dejado de existir; al contrario, parece que cada vez se acentúan más. Millones de personas en situación de vulnerabilidad necesitan apoyo social y psicológico para poder seguir adelante.

Es aquí donde entra el papel de los integradores sociales y otros profesionales del sector social, como educadores y trabajadores sociales o psicólogos. Las funciones que realizan estos profesionales son de vital importancia a la hora de brindar apoyo a las personas más desfavorecidas, e imprescindibles para garantizar el bienestar social. 

¿Cuál es la diferencia entre asistente social y trabajadora social?

Vamos al grano: tanto el asistente social como el trabajador social realizan las mismas funciones, puesto que realmente corresponden a la misma profesión. En 1981, el Real Decreto 1850/1981 del 20 de agosto cambió la denominación de la profesión de asistente/a social, pasando a llamarse trabajador/a social, término que se emplea en la actualidad.

En este sentido, los estudios de asistente/a social en España ya no existen. Actualmente, para ser trabajador/a social se debe cursar el Grado en Trabajo Social, una titulación universitaria que tiene una duración de cuatro años. Además, los profesionales de este sector deben registrarse en uno de los 36 Colegios Profesionales, los cuales permiten el ejercicio profesional en todo el territorio nacional. 

¿Qué es un asistente social?

Como hemos comentado en el apartado anterior, el término asistente social se utilizaba hasta hace unas décadas para referirse al actual perfil del trabajador social. Este profesional ejercía en el ámbito de los servicios sociales ayudando a individuos, familias y comunidades en asuntos relacionados con el bienestar social. Por ello, trabajaban con colectivos en riesgo de exclusión social en hospitales y centros de salud, escuelas, agencias gubernamentales y organizaciones sin fines de lucro, entre otros. 

¿Qué es un trabajador social?

Desde el año 1981, los asistentes sociales han pasado a llamarse trabajadores sociales. Estos profesionales continúan velando por el bienestar de individuos y colectivos vulnerables. Suelen contar con una formación especializada y están capacitados para abordar una amplia gama de problemas sociales. 

A grandes rasgos, intervienen en casos de pobreza, protección de menores, abuso de sustancias, violencia doméstica, inmigración, salud mental, discapacidad, educación o vivienda, entre otros. Además, cuentan con potestad para tomar decisiones relevantes, elaborar diagnósticos y planes de intervención social, etcétera. Del mismo modo que los asistentes sociales de antaño, ejercen su labor en centros de salud, escuelas e institutos, instituciones gubernamentales, ONG, centros de desintoxicación o centros de salud mental, entre otros. 

¿Qué funciones realiza un trabajador social?

Como hemos mencionado con anterioridad, no existe diferencia entre asistente social y trabajadora social, puesto que corresponden a la misma profesión, pero con una denominación distinta. Así pues, las funciones del trabajador social son las siguientes:

• Evaluación del contexto. Analizan de manera exhaustiva las necesidades y circunstancias individuales y colectivas para comprender el origen del problema a tratar. 
• Coordinación de servicios de salud mental. Trabajan de manera coordinada con otros profesionales para garantizar que los usuarios reciben la atención y el tratamiento adecuado. 
• Apoyo emocional y conductual. Brindan soporte a individuos y familias que enfrentan dificultades personales o experimentan una situación de crisis por diversas razones. 
• Asistencia física. Ayudan a las personas con discapacidad u otro tipo de necesidades a superar los desafíos del día a día. 
• Coordinar los servicios de la comunidad. Gestionan la relación con otros servicios comunitarios, como asistencia financiera, atención médica, vivienda y empleo. Todo ello, con el objetivo de dotar de recursos a las personas más vulnerables. 
• Investigación y desarrollo de políticas sociales. Estos profesionales realizan tareas de investigación para abordar problemas sociales a nivel macro y micro, como la atención a la diferencia, la pobreza, la desigualdad, la discriminación o el racismo, entre otros. 
• Diseño de programas de intervención social. Diseñan programas de intervención social dirigidos a individuos, comunidades o grupos específicos para abordar problemas sociales antes de que se conviertan en crisis. 
• Terapia y consejería. Únicamente los trabajadores sociales clínicos están autorizados para contribuir en la elaboración de diagnósticos en materia de salud mental y brindar apoyo en la terapia psicológica; siempre en colaboración con otros profesionales, como psicólogos y psiquiatras. 
  

¿Qué estudiar para ser trabajadora social?

Según el Consejo General del Trabajo Social, en España hay más de 100.000 trabajadores sociales en activo. Alrededor del 80% de estos ejercen en el sector público, mientras que el 20% restante lo hace en el sector privado, en organizaciones y ámbitos muy diversos. En los últimos años, debido a una mayor preocupación por el bienestar social por parte de administraciones y entidades, ha aumentado la demanda de estos profesionales. Se trata, por lo tanto, de una profesión con gran perspectiva laboral, pero que requiere un ingrediente esencial: la vocación. 

La vocación es necesaria por dos razones. Por un lado, porque para trabajar con personas se requieren ciertas cualidades, como la empatía, la asertividad y, sobre todo, las ganas de mejorar la sociedad. Por otro lado, porque trabajar con colectivos vulnerables y en riesgo de exclusión social significa que, en muchas ocasiones, tendrás que hacer frente a casos complicados y situaciones de discriminación, violencia o consumo de drogas, entre otros. No obstante, se trata de una profesión muy satisfactoria, ya que tendrás la oportunidad de ayudar a otras personas y contribuir de manera positiva al bienestar social. 

Una buena forma de acceder al ámbito social es a través de un Grado Superior en Integración Social. La formación que se obtiene a través del ciclo formativo es mayoritariamente práctica, y se basa en aplicar los conocimientos a casos reales muy concretos. De esta forma, los integradores e integradoras sociales cuentan con una amplia base de conocimientos y habilidades sociales que ponen en práctica durante todo el ciclo. 

Una vez obtenido el título de Técnico/a Superior en Integración Social, podrás acceder con facilidad a la universidad. Los grados universitarios más comunes son el Grado en Trabajo Social, el Grado en Educación Social o el Grado en Psicología. Además, estudiando un ciclo de FP contarás con ventaja, ya que podrás convalidar créditos ECTS, es decir, asignaturas.