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La aparición de la célula eucariota, hace aproximadamente 1.500 millones de años, marcó un antes y un después en la evolución de la vida, puesto que sentó las bases para el desarrollo de una mayor diversidad biológica.
La célula es la principal unidad funcional de todos los seres vivos y se caracteriza por su capacidad de reproducirse de forma independiente. Forman todos los organismos vivos de la tierra y realizan funciones sin las cuales no podrían substituir. Por esta razón, es una de las principales áreas de estudio de la biología.
Concretamente, la célula eucariota es la que forma a los seres humanos, los animales, los hongos o las plantas. Por ello, en este artículo vamos a resolver todas tus dudas sobre la célula eucariota: qué es, cuáles son sus características, en qué se diferencia de la célula procariota, qué componentes la forman y cuáles son sus funciones, entre otros.
Una célula eucariota es un tipo de célula cuyo núcleo está definido y delimitado por una membrana nuclear. Cuenta con orgánulos celulares diversos que realizan funciones específicas, como los ribosomas, las mitocondrias o las vacuolas, entre otros. Todo ello les otorga un grado de complejidad superior a las células procariotas.
La principal característica de las células eucariotas es que todas tienen un núcleo claramente definido y rodeado por una membrana nuclear, que contiene el material genético en forma de cromosomas lineales.
Por otro lado, las células eucariotas tienen orgánulos membranosos especializados, como los que hemos mencionado anteriormente. Estos llevan a cabo funciones específicas en la síntesis de proteínas, el procesamiento de lípidos, la generación de energía y la digestión celular, entre otros.
Otra característica distintiva de este tipo de células es que la mayoría de ellas cuentan con un citoesqueleto, que proporciona estructura y soporte y permite la locomoción y división celular.
Las células eucariotas y procariotas presentan diferencias relacionadas con su estructura celular, organización interna y procesos biológicos. Como hemos adelantado anteriormente, las células eucariotas son más complejas por diversas razones.
En primer lugar, las células procariotas no tienen un núcleo celular definido, y están representadas principalmente por bacterias y arqueas. Su material genético es de carácter circular, y se halla en el nucleoide, que es la región nuclear de este tipo de células. A diferencia de las eucariotas, cuyo ADN es lineal.
Por otro lado, a diferencia de las células eucariotas, las procariotas no poseen orgánulos membranosos, como el aparato de Golgi o mitocondrias. Su tamaño, en este caso, también es menor.
Por lo que se refiere a la reproducción celular, las células procariotas se reproducen sobre todo por fisión binaria. Este proceso consiste en que la célula se divide en dos células hijas, genéticamente idénticas. Por lo contrario, las células eucariotas se reproducen mediante mitosis o meiosis. Estos procesos son más complejos e implican la división del núcleo y la distribución de los cromosomas.
Existen diversos tipos de células eucariotas, que comparten ciertas características generales, pero que también cuentan con estructuras o funciones que las distinguen del resto. Podemos distinguir cuatro tipos de células eucariotas: vegetales, animales, fúngicas y protistas.
Las células eucariotas vegetales son las unidades básicas de los organismos vegetales. Tienen una pared celular compuesta por celulosa, cloroplastos y vacuolas que almacenan agua, nutrientes y deshechos. Los cloroplastos contienen clorofila, responsable de la fotosíntesis de las plantas, algas, bacterias fotosintéticas y ciertos tipos de células protistas.
Como bien indica su nombre, las células animales componen los seres vivos del reino animal. Del mismo modo que todas las células eucariotas, tienen un núcleo definido y orgánulos celulares. Sin embargo, a diferencia de las células vegetales, las células animales no tienen pared celular ni cloroplastos, puesto que no realizan la fotosíntesis. Además, sus vacuolas, llamadas vesículas, son más pequeñas, pero se encuentran en mayor número. Adicionalmente, pueden tener estructuras especializadas como cilios, flagelos y microvellosidades.
Las células de los hongos, también conocidas como células fúngicas, constituyen los organismos del reino Fungi y son muy similares a las células animales. Igual que estas, carecen de cloroplastos o pared celular de celulosa. En su lugar, se diferencian en que su pared celular está compuesta de quitina, el polímero más abundante después de la celulosa. Además, también contienen estructuras especializadas como las hifas, que forman redes filamentosas (micelio).
Los protistas son organismos unicelulares, y no son ni animales, ni plantas, ni hongos. Un ejemplo serían los protozoos, amebas o ciertos tipos de algas, entre otros.
Dada la gran variedad de organismos en que están presentes, este tipo de células tienen formas y características muy diversas. Aunque comparten rasgos generales con el resto de las células eucariotas, también cuentan con estructuras especializadas según su función y hábitat. Por ejemplo, mientras que las algas tienen cloroplastos para realizar la fotosíntesis, las amebas tienen pseudópodos para poder alimentarse.
La célula eucariota está compuesta por una estructura compleja formada por varios mecanismos que se coordinan entre sí.
En primer lugar, la célula está formada por la membrana plasmática, una capa externa que la delimita; y el citoplasma, que contiene diversos orgánulos, encargados de realizar las diferentes funciones de la célula. Además, también podemos distinguir los siguientes orgánulos:
En el siguiente vídeo repasamos los diferentes componentes de la célula eucariota animal y profundizamos en las funciones de cada uno.
¿Sabías que el cuerpo humano tiene entre 5 billones y 200 trillones de células? Además, el óvulo es la célula más grande del organismo humano y puede verse a simple vista, sin necesidad de utilizar un microscopio.
Como hemos comentado con anterioridad, las células eucariotas realizan funciones vitales e indispensables para la vida. Sin ellas, la supervivencia de millones de seres vivos, entre los que se incluyen los seres humanos, no sería posible. Así pues, las principales funciones de la célula eucariota son las siguientes.
En las células eucariotas se producen reacciones químicas necesarias para obtener la energía que les permite realizar las diversas funciones. Esto incluye diversos procesos, como la respiración celular, que tiene lugar en las mitocondrias; la síntesis de proteínas, que realizan los ribosomas; o la fotosíntesis, en el caso de las células vegetales.
Las célula eucariota absorbe los nutrientes y los transforma en otro tipo de sustancias, necesarias para producir la energía que permite realizar las funciones. Además, también regula el paso de sustancias dentro y fuera de la célula mediante procesos como la difusión y la osmosis. Esto permite mantener un equilibrio interno adecuado y dar respuesta a las señales ambientales.
Otra de las funciones principales de la célula eucariota es la replicación del material genético o ADN. Este proceso permite la reproducción y el crecimiento de los organismos vivos, así como la reparación de tejidos.
La reproducción es el proceso que realizan las células madre (iniciales) para formar nuevas células (hijas), y se realiza de dos formas.
Las células eucariotas regulan la expresión de sus genes para producir proteínas. En este sentido, hablamos de la transcripción del ADN en ARN mensajero (ARNm) en el núcleo, seguido de la traducción del ARNm en proteínas en los ribosomas del citoplasma.
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