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En este artículo compartimos la definición de acto administrativo y, también, identificamos varios criterios que pueden ayudarte a comprender su alcance e importancia. ¿Cómo se diferencia del procedimiento administrativo?
El acto administrativo es esencial para la Administración pública ya que le permite actuar en múltiples ámbitos. No obstante, como pasa con otros conceptos similares de este entorno, puede ser complejo entender qué significa exactamente y qué implicaciones tiene. Aquí conocerás sus principales características para evitar posibles confusiones.
Para poder profundizar en este término, necesitas comprender en primer lugar de qué se trata. Así pues, el Diccionario Español Jurídico define el acto administrativo como “una decisión atribuible a una administración pública ya sea resolutoria o de trámite, declarativa, ejecutiva, consultiva, certificante, presunta, o de cualquier otra clase, cuando ha sido adoptada en ejercicio de una potestad administrativa”. Complejo, ¿cierto? Vamos a intentar aclararlo.
En realidad, no existe ningún precepto legal que defina explícitamente este concepto y, por esta razón, puede entenderse como una declaración unilateral de la Administración que causa efectos jurídicos. A partir de aquí, hay 3 características clave en cualquier acto administrativo:
Quizás te estás preguntando qué procedimientos se deben seguir o cómo se elabora un acto de estas características. No obstante, la normativa vigente no recoge estos aspectos y, en consecuencia, cualquier decisión de la Administración que tenga efectos de esta índole puede considerarse un acto administrativo. Así de simple. Por ejemplo, podríamos estar hablando del nombramiento de un funcionario o de una concesión de jubilación a un cargo público.
¿Ponemos un poco de orden? Un acto administrativo puede clasificarse en múltiples categorías según diferentes criterios:
Además, debes tener en cuenta que la Administración se considera una persona jurídica con una serie de poderes únicos que le facilitan velar y proteger los intereses generales, entre ellos, la revisión de oficio. Esta prerrogativa le permite revisar sus propios actos con el objetivo de corregir decisiones. Cuando se detecta algo incorrecto, pueden darse dos situaciones: se invalida el acto administrativo o se considera una irregularidad que no lo invalida.
¿Sabes cuál es la diferencia entre un acto y un procedimiento administrativo? Lo cierto es que es frecuente confundir estos dos conceptos que, a pesar de su aparente semejanza, se refieren a distintas cuestiones. Para ayudarte a entenderlo, te proponemos echarle un vistazo a este vídeo:
¿Te quedan dudas? Este contenido se ha creado a partir del material didáctico del Grado Superior de Administración y Finanzas y del Grado Medio de Gestión Administrativa.
Y, si aún te quedan preguntas, déjalas en comentarios. Las responderemos sin ningún problema.
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